«Teniendo la información de lo que se ha pagado del avión presidencial, se va a preparar de conformidad con la ley la licitación correspondiente para dar a conocer a quienes quieran adquirir estos bienes, las bases y condiciones», señaló AMLO.
«Pagaré por lo menos lo que costó, un máximo de 1,900,000 de pesos», dijo este jueves Gustavo Jiménez Pons, socio de la empresa de aviación privada GBS Air Enterprise.
En campaña se habló de siete mil 500 millones de pesos, eso no vale ni nuevo.
«Nosotros vamos a utilizar ese avión para viajes de Estado de otros dignatarios», declaró Jiménez Pons. Aunque, advirtió, la compra tiene que ser lo antes posible pues sólo podrá estar disponible hasta 2020.
El costo total del avión, incluyendo la instalación de sistemas, adecuaciones, equipamiento, refacciones y certificaciones fue de 218.7 millones de dólares (aproximadamente 2 mil 824 millones de pesos al tipo de cambio cuando se realizó la transacción). Entonces se adquirió por un precio de 125 millones de dólares. En ambos casos, sí sería necesario que saquen los tanques de oxígeno, porque no habría ahorro alguno, más bien una despresurización en la idea de austeridad.
«Sin embargo, preocupados por la seguridad y la conveniencia de que éste cuente con un transporte que cubra los parámetros de seguridad y la imagen de tan alta investidura, consideramos importante hacer saber que en la oferta que presentamos, por el interés de nuestra nación, incluimos la propuesta de poner a disposición del ejecutivo y del Gobierno de México este avión», comentó. Según dijo el empresario a la prensa, a las afueras de las oficinas en la casa de transición del tabasqueño, para utilizarlo como taxi aéreo VIP, un servicio por el que cobraría 20 mil pesos la hora.
Por lo pronto, al iniciar el sexenio, el avión estará condenado a permanecer en el hangar, a la espera de una alternativa real y viable para su futuro, una oferta de madrugada o el inicio de otra administración con planes menos nebulosos para él.