La histórica cumbre sostenida entre el mandatario estadounidense y Kim Jong-un en Singapur el 12 de junio se produjo a la sombra de China. Pompeo está presionando por pasos tangibles hacia el abandono de Corea del Norte de su arsenal nuclear, mientras que Pyongyang está exigiendo que Washington primero haga concesiones propias.
El jueves, Pompeo había dicho que regresaría a Corea del Norte la próxima semana para la siguiente etapa del proceso de garantizar la «desnuclearización final y totalmente verificada de Corea del Norte».
El viaje apunta a conseguir «mayores progresos diplomáticos rumbo al objetivo», señaló Pompeo.
Su tarea es implementar la meta de Trump de un desarme nuclear total, comprobable y reversible, sostuvo el secretario de Estado.
«Además, debido a nuestra posición comercial mucho más dura con China, no creo que estén ayudando con el proceso de desnuclearización como lo fueron antes (a pesar de las sanciones de la ONU vigentes)».
Tras anunciar la cancelación del viaje de Pompeo, Trump también indicó que el secretario de Estado «espera ir a Corea del Norte próximamente» y aprovechó para transmitir sus «más cálidos saludos y respeto» al líder norcoreano, Kim Jong-un.
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Sur dijo que el ministro Kang Kyung-hwa habló por teléfono con Pompeo y ambos prometieron hacer lo posible para mantener el diálogo abierto. Dijo que él y Kim tenían «gran química» y que «probablemente» se encontrarían nuevamente.
«Los asuntos a tratar son difíciles de resolver», dijo, por su parte, Biegun.
⇒ A fin de que ceda a sus demandas de desnuclearización.
Tras su última visita en julio, el secretario de Estado regresó con las manos vacías y las autoridades norcoreanas denunciaron los métodos de «gangsters» de la Casa Blanca.